Mi concepción del arte es la comprensión de la naturaleza y todos sus elementos. Abrazarlos, incorporarlos e interactuar con ellos.
Cultivar el corazón es crear, descifrar las líneas del libro de la vida y escribir la próxima página multicolor en el Universo interno y externo. Esto solo se logra con la química que existe en el corazón, la electricidad pensante de nuestra mente infinita. Una flor se marchita, dando paso a la belleza de sus semillas, que viajarán a través de otros valles para florecer y danzar para nuestro Padre Sol y nuestra Madre Tierra.
Desde donde todo surge y hacia donde todo retorna, desde el corazón mismo de toda nuestra existencia, los sentidos del artista se agudizan inevitablemente para enfrentar la vida y expresar la maravilla de las cosas.
Mis pipas esculturales provienen de esta concepción del arte y mi conexión con la naturaleza. La pipa no es un objeto creado para llenar momentos de ocio. La pipa es una tradición; la pipa crea un ritual; la pipa transmite paz. La pipa es un canal para conectarse con nuestras realidades superiores y con memorias tradicionales que están siendo olvidadas.